El Arte Mágico, desde mi perspectiva, experiencia, y praxis, no puede ser enseñado mediante un inconexo modelo de cursos, que presente por separado diferentes tópicos, escogidos casi aleatoriamente por el interesado, como si de productos de una tienda de abarrotes se tratase. Requiere, contrario a ese posicionamiento utilitarista moderno, un integral sistema formativo, que instruya, guie, y siga prudentemente, aunque no de forma parental, el desarrollo gradual del practicante/estudiante.
Llegar a tal realización ha sido el resultado de instruir, a través de los años, a un número considerable de individuos a nivel global. Sin duda, Franz Bardon, en su Iniciación al Hermetismo, arribó a una conclusión similar, cuando propuso un amplio plan de instrucción holístico, que involucrase los aspectos físicos, mentales, y espirituales, del futuro mago.
Mi sistema de enseñanzas, que transita a la par de mi obra formal escrita, involucra el ingreso a un círculo de estudios cerrado, inspirado en los anillos de instrucción filosófica, teológica, y mágica, del Egipto alejandrino, empleados extensivamente por los primeros herméticos, quienes comprendieron la necesidad de guiar concienzuda, y cabalmente, a los practicantes, siempre en grupos pequeños, y sin la necesidad de rimbombantes jerarquías a todas luces innecesarias, algo muy diferente a las tergiversaciones ocasionadas por los “herméticos” victorianos de la Golden Dawn en el s. XIX. El maestro, aquel que dirigía el círculo, era tal por sus méritos genuinos y comprobables, exhibidos en su vida, carácter, y acciones, no por medallas o grados artificiales, un estilo de verificación típicamente neoplatónico, y que encuentro útil para desechar tanto a falsos maestros, como a estudiantes incapaces.
El círculo de estudio se caracteriza por diferentes niveles de enseñanzas, iniciando con el Nivel 0, aquel del neófito, denominación indiferente a la experiencia previa del aspirante, pues, a pesar de cualquier aventura paralela, es novel a mi sistema. El ascenso a niveles superiores es gradual, en base a lo aprendido por el individuo, su disposición, y mi evaluación del caso particular. No es una carrera, y debe comprenderse que resulta un sendero que tomará años para ser completado, apresurarse solo llevará al fracaso.
Aunque hablamos de niveles, reitero que el círculo de estudios carece de jerarquías entre sus miembros; los diferentes estadios, y sus particulares numeraciones, corresponden exclusivamente a la escala de complejidad de las enseñanzas, no hay títulos externos, o imposiciones infructuosas. Como todo verdadero iniciado sabe, los grados genuinos de realización espiritual son otorgados únicamente por los dioses de la magia, no por seres humanos.
El círculo privado de estudio toma la forma de la fraternidad exotérica conocida como La Compañía de la Rosa Blanca. Será, por tanto, necesario ahondar al respecto.